Una vez hemos ganado movilidad y no hay dolor, o no ha aumentado, es el momento de empezar a ganar fuerza. Aquí el paciente debe ejercitar la musculatura del antebrazo y los músculos de la mano y dedos.
Para empezar, sentado con el antebrazo
estirado sobre una mesa o camilla y con un pelota de goma muy blanda y
colocada en la palma de la mano, apretar la pelota y relajar. De esta
manera, se tonifican los músculos flexores de los dedos. Para los
extensores colocaremos la palma de la mano hacia abajo e intentaremos
despegar los dedos de la mesa. Si disponemos de pelotas con diferentes
grados de dureza, podremos realizar progresiones para rehabilitar antes
la musculatura.
Para la flexión y extensión de muñeca, lo más cómodo es
utilizar pequeñas mancuernas, de entre 1 y 5 kilos aproximadamente (en
función de la fuerza del paciente). En la misma posición anterior, con
la muñeca en el borde de la camilla o mesa, palma de la mano hacia
arriba y con una mancuerna en la mano, flexionamos la muñeca, llevando
la palma de la maño hacia nosotros. Para la extensión con la palma de la
mano hacia abajo y la mancuerna cogida, elevar la muñeca, si despegar
el antebrazo de la camilla (realizar el gesto de acelerar en moto).
Para las desviaciones radial y cubital,
utilizaremos bandas elásticas. Con la banda cogida con las dos manos,
haremos fuera hacia fuera, estirando la parte interna de la banda
elástica.
Más adelante y en función de la evolución
de la lesión, podremos realizar pequeñas cargas en la muñeca. Nos
colocaremos de pie, con las manos apoyadas en la mesa o camilla y
desplazaremos el cuerpo hacia adelante llevando más peso sobre la
articulación. Así observaremos como responde a la presión.
Para cerrar esta entrada, recordaos que
siempre debéis seguir las indicaciones de un profesional cualificado
(médico o fisioterapeuta) y hay que tener en cuenta que cada patología
tiene una evolución diferente.
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